Exposición «La Laguna de la Janda»: Etnografía

La laguna de la Janda ha influido desde tiempos remotos en las tradiciones, costumbres y formas de vida de las poblaciones humanas de su entorno, ya que ha sido de gran importancia para su sustento a través de la caza, recolección de huevos, pesca, ganadería etc., y ha proporcionado los materiales para la construcción de las viviendas, de las que quedan testimonios a largo de la historia más reciente hasta aproximadamente los años 70.

La desecación de la laguna de la Janda, además de la incalculable pérdida de valores naturales supuso también la pérdida de gran parte del patrimonio cultural asociados a la misma. Los valores naturales asociados a este espacio son potencialmente recuperables en su mayor parte, pero no así el patrimonio cultural asociado a las costumbres y tradiciones, que a menudo se pierde, ya sea por el cambio hacia formas de vida más cómoda, como consecuencia del éxodo desde el campo a las grandes ciudades, o porque simplemente no se lo valora suficientemente y se asocia a tiempos duros de miseria y penalidades, de manera que sólo en escasas ocasiones se incorpora a las formas de vida actuales. Ejemplos de esta integración los podemos encontrar en algunos establecimientos turísticos o de hostelería, que han adoptado formas de vivienda tradicional similares a las chozas.

Las chozas de castañuela en la Janda, relíquias de tiempos muy lejanos; una vivienda humilde, una vivienda digna e integrada en el entorno que protegía del frío, del calor y de la lluvia.

Grupo de Chozas en Benalup-Casas Viejas
Fotografía de Jerome Mintz

Cañas, castañuela, acebuche, piedra, madera, toniza… todos estos elementos que ofrece la naturaleza, combinados con el ingenio y las necesidades de subsistencia de los moradores de estas tierras dio lugar a la “choza”, convertida en el hogar, lugar de reunión, cobijo para los animales, alojamiento para gañanes y braceros… hasta aproximadamente los años 70 del pasado siglo. Algunos de nuestros abuelos, bisabuelos o tatarabuelos pudieron calentarse al calor de la lumbre en una choza de castañuela.

La choza es una habitación rústica formada por una estructura de cañas, pita o eucalipto, a veces con madera, piedra o mampostería en su base y recubierta de fibra vegetal (bien en su totalidad o sólo en la techumbre); esta fibra era principalmente la castañuela (Bolboschoenus maritimus) aunque podía ser también de brezo en zonas más próximas a la sierra o barrón en las cercanías de la costa. Es una construcción primitiva, poco elaborada, y dependiente absolutamente del medio en que se sitúa, al que se adapta y del que toma los materiales necesarios para su realización. La castañuela es una planta de la familia ciperáceas que fue muy abundante en los humedales de la Janda, le proporcionaba a estas viviendas las condiciones térmicas para ser habitada en cualquier época del año (temperatura fresca en verano y temperatura templada en invierno).

Las chozas solían ubicarse agrupadas en núcleos familiares y su construcción era habitualmente colectiva, con ayuda de la familia o de los vecinos. Como inconvenientes estaban que requerían mantenimiento frecuente, de manera que había que reponer la castañuela periódicamente para mantener las condiciones de aislamiento y su vulnerabilidad ante los incendios. Asociados a estos núcleos de chozas se construían a veces hornos, que eran a habitualmente de uso compartido.

Estas viviendas en su estructura y composición no debieron ser muy diferentes a las que construía el hombre cuando empezó a hacerse sedentario en tiempos del neolítico.

Armazón interno de una Choza. Fotografía Jerome de Mintz

Castañuela (Bolboschoenus maritimus)

Otra información adicional sobre las chozas y la castañuela:

Documental del antropólogo Jerome Mintz sobre las chozas

Estudio de alumnas del IES Benalup-Casas Viejas sobre las chozas

Extracto del libro «El cantor de Leyendas» referente a la castañuela en la Janda

Los humedales de la Janda, despensa en tiempos de escasez, lugar de ocio para cazadores y de estudio y admiración para naturalistas.

La caza y la captura de aves ha estado ligada históricamente a este espacio, muchas de las especies que antes se cazaban en el lugar están hoy protegidas por la normativa sobre conservación de especies. Ya Abderramán II cazaba grullas en la Janda con halcones “grueros” entrenados para ello, costumbre que continuó hasta la edad media. Avanzando en el tiempo hasta finales del siglo XIX y principios del XX, la caza fue un recurso para los más desfavorecidos y una actividad de ocio para cazadores, algunos de ellos también naturalistas, que dejaron constancia escrita de la riqueza de este humedal; entre ellos había militares ingleses, por la cercanía al Peñón de Gibraltar (W.Verner, L.H. Irby) y aristócratas vinculados al marco bodeguero de Jerez y Sanlúcar (A. Chapman, W.J. Buck). También Bernaldo de Quirós y Francisco Bernis (zoólogo español que fue testigo de la cría de las últimas grullas en la Janda) quedaron impresionados por la exuberancia de este espacio.

Debido a la espesa vegetación, para la caza de acuáticas había que adentrarse en las lagunas a pie o a caballo, con botas de agua altas, a veces apoyándose sobre bidones, y se utilizaban pequeñas barcas para desplazamientos. Los patos se podían cazar utilizando señuelos denominados cimbeles (patos artificiales o domésticos que se colocaban en la laguna para atraer a los silvestres). Una de las especies más codiciada para la caza en el entorno de la Janda era la majestuosa avutarda, hoy ya desaparecida (el último ejemplar “George”, murió en 2006 por colisión con un tendido eléctrico); se cazaba en batidas, desde carretas o en abrevaderos. Se capturaban pajaritos mediante perchas, y hasta aproximadamente los años 70 se abatían todo tipo de rapaces incentivado por el estado que premiaba por cada ejemplar eliminado con el objetivo de “potenciar” las especies cazables, impensable en los tiempos que corren. Por otra parte, se recolectaban furtivamente huevos para su consumo, y se pescaba la anguila y el barbo.

Hoy en día se practica la caza menor de perdiz, faisán, conejo y la de acuáticas.

Escena de caza del libro de Irby «Ornitología del estrecho de Gibraltar»

La ganadería extensiva en la Janda, una forma de compatibilizar  aprovechamiento y conservación; el ganado retinto, el toro bravo y otros aprovechamientos.

En tiempos pasados era muy frecuente la presencia de piaras de cerdos, que al igual que los gansos, se alimentaban en las zonas menos profundas de la laguna de tubérculos de castañuela; desaparecida la laguna este aprovechamiento no se da ya de esta forma en la actualidad; sin embargo aún se mantiene la ganadería extensiva de ganado retinto, una raza autóctona que se adapta bien a la zona; hay datos que atestiguan su presencia al menos desde tiempos fenicios. La carne de retinto es un producto en alza que goza de gran prestigio, actualmente se celebran jornadas gastronómicas a base de platos preparados con esta carne en localidades del entorno. También se mantiene en los alrededores de la antigua laguna la ganadería extensiva del toro bravo. Ya Estrabón informaba en sus escritos sobre la gran cantidad de toros bravos que campaban a sus anchas por las tierras de Iberia.

Ganado retinto. Fotografía de Jerome Mintz

Toros bravos en el entorno de la Janda. Fotografía de Stephen Daly

Como complemento en la alimentación en los alrededores de la Janda se recogían tagarninas, pencas, caracoles, higos chumbos, etc.

Por otra parte, eran muchos los materiales que se utilizaban procedentes de estos humedales y su entono para la elaboración de utensilios de uso en la vida doméstica: la castañuela para las viviendas ( fue sustituida con el tiempo por la uralita o las tejas), el bayunco para los envoltorios de las botellas, la enea para asientos de sillas y capachos, el mimbre o ramas de acebuche para cestas y canastas y la madera para hacer dornillos.

Recogida de vegetación en la Janda

Antonio Vera en el interior de una choza. Se aprecia el armazón interno de palos y cañas y los enseres de la vida cotidiana. Fotografía de Jerome Mintz

El paso de las formas de vida tradicionales a formas de vida moderna. La desaparición de antiguos oficios y la aparición de nuevas profesiones que desarrollan su actividad en la zona.

En el siglo XX ha tenido lugar una importante transformación desde formas de vida tradicionales a formas de vida moderna. Hasta aproximadamente los años 70 existían una serie de oficios hoy ya desaparecidos, como el aguador (que transportaba el agua en burros), el calero, carbonero, recovero, dornillero y otros que han disminuido considerablemente como los jornaleros o braceros, que supusieron más del 80% de la población activa en la zona y que trabajaban eventualmente en las labores del campo de las grandes fincas en duras condiciones; en la Janda recogían la castañuela en verano. A partir de los años 70, como consecuencia de la intensificación, modernización y mecanización de la agricultura se redujo el número de personas empleadas en el sector, manteniéndose hoy en día vivo por las ayudas de la política agraria comunitaria. Actualmente, en lo que en su día fueron los antiguos humedales se cultiva arroz, algodón, girasol, etc.

Cada día se es más conscientes de la riqueza e importancia a nivel internacional de esta zona,  y ante la demanda de servicios en el ámbito del turismo ornitológico, procedente en su mayoría de fuera de nuestro país (las escopetas que antaño se adentraban en el lugar han ido sustituyéndose con el transcurso del tiempo por prismáticos, telescopios y cámaras fotográficas), son cada día más los profesionales del sector de la ornitología que incluyen la Janda entre sus rutas para observación de aves, y los aficionados que recorren sus caminos para disfrutar de las numerosas especies de aves que se pueden avistar a lo largo de la mayor parte del año.

Bibliografía:

  • “Muros de piedra y techos de castañuela”. Autora Beatriz Díaz, 2018.
  • Chozos con techumbre de castañuela de América Jiménez Hernández, 1973.
  • “El cantor de leyendas”, la tradición oral heredada por Francisco Castro (2011). Autores: Ana María Martínez y Juan Ignacio Pérez.
  • Blog: http://historiacasasviejas.blogspot.com de Salustiano Gutiérrez Baena
  • Legado fotográfico y audiovisual de Jerome Mintz, “El americano de Benalup-Casas Viejas”
  • Trabajos de investigación de los alumnos del IES Casas-Viejas de Benalup-Casas Viejas.